TALLER DE LA ESCUCHA
¿SABÍAS QUE…?
En la antigua Grecia, los alumnos de las academias pasaban los primeros años aprendiendo a callar. Sólo cuando eran capaces de escuchar con atención les enseñaban otras materias.
Vivimos en un mundo lleno de ruido: la tele, los auriculares, los coches, los gritos en clase…. Hay tanto barullo a nuestro alrededor que nos cuesta prestar atención a lo que nos dicen.
¡Con la de cosas que se aprenden escuchando! ¡Con el bien que podemos hacer escuchando!
Prestar atención a lo que nos dicen nuestros padres, profesores, amigos… nos ayuda a evitar conflictos, a ahorrar tiempo, a relacionarnos mejor, a sentir que cumplimos con nosotros y con los demás, a ser más felices…
Para comprobar nuestra capacidad de escucha te proponemos 2 juegos:
*Juego 1: Degradación de la comunicación. El cuento de Babú.
Se eligen 4 voluntarios. Tres de ellos salen fuera de la clase y uno queda en la clase escuchando el cuento. A continuación van entrando de uno en uno y el que está en la clase explica el cuento escuchado al siguiente. El resto de la clase observa lo que sucede y, al final, el cuarto voluntario escucha y explica a la clase lo que ha entendido. Acaba el juego comentando juntos cómo se ha degradado la comunicación.
* Juego 2: El Teléfono (El juego es similar al anterior: se comienza diciendo un mensaje al oído a una primera persona y ésta lo tiene que comunicar a otra y, así, sucesivamente. Al final se comenta lo ocurrido)
PENSAMOS JUNTOS: LA IMPORTANCIA DE ESCUCHAR
* ¿Por qué necesitamos contar nuestras penas y nuestras alegrías?
*¿Por qué nos reconforta sentir que nos escuchan y comprenden?
*¿Por qué cuando nos involucramos en una conversación nos preparamos para responder, sin detenernos a reflexionar sobre lo que otra persona intenta comunicarnos?
*¿Cuántas veces las conversaciones parecen “diálogos de besugos”?
*¿Cuántas veces nos vamos por las ramas para no ceder a otro la razón?
*¿Cuántas veces las barreras psicológicas o personales nos impiden escuchar lo que nuestro interlocutor nos dice?
RECUERDA QUE…
La comunicación es un proceso normalmente bidireccional, en el que escuchar es un factor fundamental.
A través de la escucha damos sentido a la información que recibimos y ayudamos al intercambio.
Citas para pensar (Elige la frase que más te guste y di por qué)
- Proverbio japonés: “El que habla no sabe, el que sabe no habla”.
- “Escuchar resulta particularmente difícil cuando sentimos que no hemos conseguido la atención que necesitamos”
- En algunas culturas, como la oriental, el silencio es muy importante, en otras culturas como la mediterránea, se da más importancia al que lleva “la voz cantante”.
- “Procure primero comprender, y después ser comprendido. Éste principio es la clave de de la comunicación interpersonal efectiva…. La escucha empática incluye mucho más que registrar, reflejar o incluso comprender las palabras pronunciadas. Los expertos en comunicación estiman que, en realidad, sólo el 10 por ciento de lo que comunicamos está representado por las palabras. Otro 30 por ciento se transmite y se percibe a través de los sonidos, y el 60 por ciento restante es el lenguaje corporal. En la escucha empática, uno escucha con los oídos, pero también (y esto es más importante) con los ojos y con el corazón. Se escuchan los sentimientos, los significados. Se escucha la conducta. Se utiliza tanto el cerebro derecho como el izquierdo. Usted percibe, intuye, siente… En lugar de proyectar nuestra propia autobiografía y dar por supuestos ciertos pensamientos, sentimientos, motivos e interpretaciones, abordamos la realidad que está dentro de la cabeza y del corazón de la otra persona. Escuchamos para comprender”
- “La razón por la que ser escuchados nos resulta tan importante es porque nunca llegamos a superar nuestra necesidad de comunicar lo que se siente en nuestros mundos, en nuestras aisladas y particulares experiencias. Quizá por eso escuchar es un bien que escasea. No es una necesidad que tenemos, es un regalo que ofrecemos”.
- “El ser humano tiene dos orejas y una sola lengua para que pueda escuchar el doble de lo que habla” Epicteto.
¡Podemos mejorar
nuestra capacidad de escuchar a los demás!
1. Crear un buen ambiente para que el interlocutor se sienta en confianza
2. Dejar hablar al emisor.
3. Escuchar activamente: Repetir algo que ha dicho el otro, expresar lo que se ha entendido del mensaje, cuidar los silencios, preguntar lo que sea necesario, tomar notas, mirar a los ojos, utilizar expresiones como “claro”, “si” “hmm” “Ah”, asentir con gestos…- son técnicas que alientan al interlocutor, favorecen la comunicación y demuestran nuestra disposición a escuchar y manifestar interés, para tratar de entender y no oponerse.
4. Eliminar las distracciones ambientales.
5. Establecer empatía con el interlocutor, tratar de ponerse en su lugar, comprender y aceptar sus sentimientos. Con un poco de esfuerzo podemos aprender a escuchar el dolor que se esconde detrás de expresiones de hostilidad, el resentimiento que hay detrás de la evitación y la vulnerabilidad que hace que la gente tenga miedo a hablar y a escuchar.
6. No evaluar el mensaje que se está recibiendo en términos de “acuerdo- desacuerdo”, “bueno-malo”, intentar captar el punto de vista del interlocutor.
7. Ser paciente, no interrumpir, dar el tiempo necesario, no desviar el tema de conversación.
8. No escuchar de forma parcial, sólo detalles o palabras, porque no se comprende el mensaje que el orador trata de comunicar.
9. Dominar el temperamento: una persona enfadada, ansiosa, malinterpreta las palabras.
10. No criticar ni argumentar ni aconsejar, ni juzgar en exceso; esto pone a la gente a la defensiva.
11. Utilizar recursos no verbales adecuados (Cuidar la expresión facial, los gestos, la posición del cuerpo…).
BENEFICIOS PARA EL QUE ESCUCHA | BENEFICIOS PARA EL QUE HABLA |
Estimula a seguir escuchando. Gana respeto y lealtad. Consigue más información. Resuelve problemas y conflictos. Reduce la tensión. Fomenta la confianza, la cooperación y el entendimiento. Fomenta el desarrollo personal. | Es estimulado a seguir hablando. Se siente reconocido e importante. Se relaja. Desarrolla su creatividad, encuentra soluciones. Aumenta su autoestima. Gana confianza. |
*Ejercicio 3: Cada día nos explican cosas interesantes que merece la pena recordar. Si cada día apuntas en una libreta alguna curiosidad que te hayan contado, en un año sabrás 365 cosas nuevas!
*Ejercicio 4: Uno de vosotros comienza a contar una historia que interrumpe repentinamente al cabo de un minuto. Quien esté a su derecha tiene que repetir la historia contada y continuarla y así sucesivamente!
*Ejercicio 5: Escuchar y contar sentimientos nos ayuda a sentirnos mejor. Vamos a contar a los demás por qué hemos traído ese objeto que tanto nos gusta. Nuestros lazos se unirán.
Cuento: Babú
Kamadú, el joven jefe de la tribu, reúne a los habitantes de Babaó. Todos, pequeños y grandes, llegan a la plaza con una tiza y una pequeña pizarra. Kamadú les dice:
- Amigos, como sabéis, nuestro gran jefe es muy viejo. Él, que nos ha enseñado tanto, ya no tiene fuerza para andar. El sol le hace daño en los ojos, y lleva mucho tiempo sin salir de de su choza. Pronto será su cumpleaños. Este año, me gustaría hacerle un regalo especial. Por eso estamos reunidos aquí. Necesito que todos penséis en un bonito regalo para nuestro anciano jefe y que dibujéis vuestras ideas en las pizarras.
Rápidamente, todos se ponen a pensar y a dibujar. Un rato después, Kamadú hace sonar el tamtan y todos enseñan sus pizarras. Todos… menos el pequeño Babú. Kamadú va mirando los dibujos, uno por uno, con mucha atención: ve un arco, un balón, un tamtan, un gorro, un cuchillo… Cuando Kamadú termina de ver los dibujos dice:
- Todos habéis dibujado lo que os gustaría que os regalaran a vosotros. ¡Pero nadie ha pensado en lo que haría feliz a vuestro anciano jefe!
Kamadú sonríe y continúa:
- Tal vez no me he explicado bien, así que os lo diré de otra manera. Si fuerais nuestro anciano jefe, ¿qué os gustaría que os regalaran?
Se hace un gran silencio. Todos están pensando.
Kamadú deja pasar un buen rato y vuelve a tocar tamtan. Ahora nadie enseña la pizarra.
Kamadú mueve la cabeza, bastante preocupado, y toca más fuerte el tamtan. Pero pasa lo mismo: nadie levanta la pizarra. Nadie… salvo el pequeño Babú. Sin embargo, en su pizarra no hay ningún dibujo. Kamadú le dice un poco enfadado:
-Babú, ¿por qué levantas tu pizarra si tú tampoco tienes ninguna idea?
El pequeño Babú agacha la cabeza y contesta en voz baja: -Es que mi idea no se dibuja. No es un regalo que se pueda envolver en una hoja de palmera.
Kamadú le pregunta asombrado: -Pues, entonces, ¿qué es?
Y el pequeño Babú responde: -Es una promesa.
Todos se echan a reir: -¿una promesa? ¡Vaya idea!
Pero Kamadú pide silencio y mira al niño: -Explícate, Babú. Te escuchamos.
Babú se pone de pie y empieza: - Si yo fuera el anciano jefe, seguro que me aburriría mucho, todo el día solo y sin salir de la choza. Así que el regalo que me haría feliz sería la promesa…
Los demás lo interrumpen: - ¿La promesa? ¿Qué promesa?
El pequeño Babú continua: -La promesa de que todos los días, al atardecer, un niño de la tribu vendrá a contarme lo que pasa en la aldea y en la selva.
Kamadú exclama: -¡Es una idea estupenda Babú! Y tú serás el primero en ponerla en práctica.
Y así es como, esa tarde, rodeado de los aplausos de todos los vecinos de la aldea, el pequeño Babú entra en la choza del anciano jefe.
(Cuento de Marie-Pascale Nicolas-Cocagne, adaptado por Antonio Cereceda para la revista infantil Caracola nº 149 de Junio de 2001.)